Pitones en la oficina
Eyad Hailat es un ingeniero de software sénior que fue contratado en diciembre para trabajar en el centro de diseño de Molex en Arkansas. “Como parte de mi proceso de bienvenida, me pidieron que creara un perfil de EverLearn. Mi nuevo supervisor, Jacob Bock, dijo que esto facilitaría que me encontraran y me facilitaría encontrar a otros”. Entre la experiencia laboral de Hailat, destacaba una mención a su trabajo con Apache Kafka, una herramienta de código abierto para almacenar y recuperar datos en forma de eventos.
“Kafka es como un autobús de alta velocidad de última generación”, explicó Hailat, que lo ha usado durante más de nueve años para desarrollar sistemas y a lo que él llama “canales de datos” para varios proyectos.
“Cargas los datos en un punto y el programa lo pasa todo de una forma rápida y segura al destino que tu quieras. Es súper rápido y ampliable. Los datos pueden ser de una tienda, de una soldadora o de sensores. No importa. Absorberá los datos aunque haya una cantidad enorme. Además, tanto si consumes de una como de varias estaciones, todos los datos se entregarán muy rápido y con mucha fiabilidad”.
El hermano de Hailat, Zeyad, trabaja en Guardian Industries, otra empresa de Koch en la que los desarrolladores e ingenieros de software ya habían instalado Kafka pero tenían preguntas importantes sobre el mejor modo de integrarlo en una de sus aplicaciones. Zeyad les recomendó usar EverLearn para ponerse en contacto con Eyad.
“Guardian iba un poco por delante de Molex en cuanto a integración de usuarios, pero necesitaban más información de alguien que lo hubiera usado mucho, alguien que pudiera ayudarles a mejorar su modo de usarlo”, dijo Hailat. “Instalarlo es una cosa, pero usarlo es otra. Como Kafka es mi ‘juguete’ favorito para gestionar datos, acepté compartir lo mejor que pude mi experiencia a la hora de gestionar con eficacia los clústeres de Kafka en producción”.
Cuando empezó la sesión (Hailat dijo que habían programado una hora), se sorprendió de ver la cantidad de gente de Guardian que participaba. “Había escalado mucho más de lo que me esperaba. Había un director, un científico de datos y varios responsables e ingenieros. Casi me da vergüenza recordarlo porque no había preparado diapositivas ni soportes visuales ni nada por el estilo.” Al equipo de Guardian no le importó. Querían una conversación, no una presentación. Le acribillaron a preguntas sobre seguridad, personalización y sobre cómo operar mejor el programa. Hailat había previsto casi todas las preguntas. “Había estado en su situación y sabía exactamente lo que intentaban hacer”.
Poco tiempo después, Hailat empezó a recibir un montón de notas de agradecimiento. “Usarme como recurso supuso un gran beneficio para Guardian”, dijo. “No solo entendí los retos a los que se enfrentaban a nivel operativo, sino que también entendí su cultura empresarial, sus principios rectores. También evitamos perder tiempo y dinero porque no tuvieron que gastar dinero en asesores, ni firmar contratos, ni pasar el fastidio de los acuerdos de confidencialidad y todo eso. Pudimos ponernos directamente manos a la obra.
“Esa”, dijo Hailat con una sonrisa, “fue una de las mejores reuniones de colaboración que jamás he tenido”.